El 24 de febrero de 1946 no fue una elección más en la Argentina. Era la confrontación entre la nación libre, justa y soberana que estaba surgiendo y la del modelo agroexportador, siempre sumiso a las órdenes imperiales con tal de asegurar mercados. Era la confrontación de una Argentina para todos contra la Argentina de unos pocos.
El peronismo naciente, con la herramienta electoral del Partido Laborista y la alianza con la Junta Renovadora de la Unión Cívica Radical, de allí la fórmula Perón Quijano, contra el resto del mundo: conservadores, socialistas, comunistas, radicales, demócratas progresistas, en forma conjunta con la Unión Industrial, la Sociedad Rural y todos los medios de difusión tradicionales. Ganó la Nación por 250.000 votos y en el Colegio Electoral el dominio era aun más abrumador. Fueron elecciones limpias. Y allí comienza la saga de Perón y Evita conduciendo un pueblo y un proceso de cambio rompiendo todos los precedentes.
Antes, los frigoríficos, las plantas de acopio, los puertos, los ferrocarriles y la comercialización total de nuestros productos agrícolas estaban en manos extranjeras, que se llevaban la parte del león. Se crea el Instituto Argentino de Promoción del intercambio-IAPI, y al otorgársele la exclusividad de las exportaciones, la parte del león se queda en casa.
Las finanzas, a través del Banco Central, estaban en manos extrañas. Se nacionaliza el Banco Central y el control absoluto de nuestras finanzas queda en manos estatales por primera vez. El negocio de los seguros y reaseguros estaban en manos principalmente inglesas. Se crea el Instituto de Reaseguros y estas cuantiosas ganancias quedan en el país.
Se nacionalizan los ferrocarriles, el sistema de generación, transporte y distribución de energía y las empresas de distribución del gas. Se multiplica la Flota Mercante del Estado a tal punto que casi todas nuestras exportaciones se distribuyen con nuestros propios barcos. Se crea además la flota aérea -FAMA-. Se comienza un proyecto de sustitución de importaciones, que permite que en poco tiempo comencemos a fabricar tractores, cosechadoras, autos, camiones, camionetas y motocicletas. Se intensifica la fabricación de armamentos y se comienzan los estudios para generar energía atómica, creándose la CONEA. Asimismo se inicia la construcción de aviones a reacción, nuestros queridos Pulquis. Fuimos el cuarto país del mundo en fabricarlos. Se consolida así nuestra INDEPENDENCIA ECONÓMICA. Los dueños del mundo nos retaceaban el acceso al crédito internacional, pero nada le debíamos. Nos faltaban capitales para desarrollarnos, pero habíamos destruido el collar y habíamos dejado de ser perros.
Todas nuestras decisiones internas y nuestra postura en los grandes foros internacionales eran absolutamente independientes. Ello nos permitió iniciar un proceso de integración con los países vecinos, en especial con Chile y Brasil - lo que se conoció como el Pacto del ABC, pero siempre pensando en la gran nación y en el gran mercado latinoamericano, siguiendo los pasos de San MARTÍN y BOLÍVAR. Nuestra TERCERA POSICION en materia internacional, poco comprensible para los acostumbrados a seguir los lineamientos del imperio de turno, fueron reconocidos con el correr del tiempo con la denominación de NO ALINEAMIENTO, en la cual se encuentran incluidos la mayor parte de los países del mundo. El principio de AUTODETERMINACION DE LOS PUEBLOS Y LA TERCERA POSICION fue el sustento doctrinario y fáctico de nuestra SOBERANIA POLITICA.
El Justicialismo fue caracterizado por Perón como una doctrina, simple, práctica, profundamente humanista y cristiana. Y este principio fue aplicado rigurosamente por nuestros conductores. La mujer, en una sociedad machista como era la nuestra, fue igualada con el hombre adquiriendo el derecho al voto, transformándose en legisladoras municipales, provinciales y nacionales, ocupando funciones ejecutivas, accediendo masivamente a las universidades. Desde la Fundación Eva Perón se protegió muy especialmente a las madres trabajadoras, con guarderías, comedores, hogares escuelas - no asilos-, y a los niños - nuestros únicos privilegiados- se les dio mejor educación, acceso a la recreación y al deporte a través de los recordados Campeonatos Evita y luego los juveniles Juan Perón. A los estudiantes se les dieron mediante becas y creación de universidades en distintos puntos del país, posibilidades concretas de llegar a las más altas cumbres del conocimiento.
A los trabajadores, columna vertebral del movimiento justicialista, se les facilitó la organización de cientos de nuevos sindicatos, convenios colectivos, tutela jurídica para sus dirigente, aguinaldo, vacaciones, jornada de ocho horas, todo en el marco de superar mediante el diálogo y la intervención en caso necesario de un Estado fuerte, las contradicciones entre el capital y el trabajo, llegándose así a repartir para los asalariados el cincuenta por ciento del PBI. La mejora en sus remuneraciones corrían parejas con la creación de obras sociales para el manejo de su salud, de hoteles sindicales para sus vacaciones y el acceso a la vivienda digna a través del Banco Hipotecario Nacional. No solo las organizaciones gremiales eran fuertes y unidas sino que su unidad se proyectó a la formación de una central sindical latinoamericana, el ATLAS. El sindicalismo había dejado de pertenecer a organizaciones internacionales y se afianzó en su argentinidad y su latinoamericanismo.
Se promovió la capacitación técnica no solo a través de las escuelas industriales sino con la creación de la Universidad Obrera, actualmente Universidad Tecnológica. Y cada egresado tenía acceso el crédito a través del Banco Industrial, generándose miles de pequeñas y medianas industrias que dieron trabajo a millones de argentinos, llegándose casi al ideal de la plena ocupación. Como puede apreciarse, el cambio social, para arriba, era impulsado por el Estado
Todas estas acciones constituían lo que Perón denominaba la JUSTICIA SOCIAL.
La investigación permanente, la planificación a través de los planes quinquenales, la economía y las finanzas en manos argentinas, la distribución equitativa de la riqueza, el protagonismo del pueblo a través de su organización sindical y social, expresadas en concentraciones que eran desconocidas en el resto del mundo por su magnitud y sobre todo el sustrato de un cuerpo doctrinario tan actual, que sorprende , en especial en todo lo relacionado con las normativas peronistas de protección del medio ambiente, que siempre nos hablan de aprovechamiento y no de explotación. Las acciones en salud, con la construcción inédita y no repetida de grandes centros de salud en todo el país, los grandes planes como el que permitió la erradicación del paludismo y el mal de chagas, que fueron ejemplos copiados internacionalmente; el descenso de la mortalidad infantil, la desaparición del hambre, el cuidado de las madres y de los niños constituyen una meta a la que tenemos que retornar.
El imperio no podía permitir tanta dignidad y tanto crecimiento en un pueblo que siempre acató sus órdenes. Por ello, con la ayuda de sus agentes internos, provocó el golpe de setiembre de l955, que inició un proceso que sesenta años mas tarde podemos caracterizar por los siguientes parámetros:
EXTRANJERIZACION DE LA ECONOMIA.
CONCENTRACION DE LA RIQUEZA EN POCAS MANOS, PRINCIPALMENTE EXTRANJERAS.
EXCLUSION SOCIAL, DESOCUPACION Y ESCASA PARTICIPACION DE LOS ASALARIADOS EN EL PBI, QUE SOLO ALCANZA AL 23%, LO QUE IMPLICA POBREZA E INDIGENCIA.
MALA CALIDAD DE LA EDUCACION, CUYO EJEMPLO MAS RELEVANTE ES EL FRACASO SISTEMATICO DE LOS QUE RINDEN EXAMEN PARA ACCEDER A LA UNIVERSIDAD.
MUY GRAVE ENDEUDAMIENTO INTERNO Y EXTERNO.
La comparación de la Argentina que nació el 24 de marzo de l946, con la argentina 60 años mas tarde, es lo que nos afirma en nuestra convicción de que estamos en presencia de una revolución inconclusa, debido a errores fundamentalmente de los propios peronistas. Por ello decimos que es a nosotros, los propios peronistas a los que nos corresponde el deber de reiniciar la revolución peronista.
El ex - presidente KIRCHNER, estaba en el camino de reconducirla. Las medidas como el rechazo al ALCA, en las condiciones exigidas por EE.UU.; la afirmación en el Mercosur con proyección a transformarlo en el sueño de Bolívar, San Martín y Perón; la desvinculación tutorial con el FMI con el pago anticipado de nuestra deuda. Los sistemas de ayuda a los excluidos sociales; la ampliación de las partidas para educación e investigación científica; la renegociación de la deuda externa; el protagonismo del Estado Nacional en las acciones de salud en todo el país; la creación de ENARSA y el anuncio de que ningún maestro en nuestro país estará por abajo del límite de pobreza, marcan el buen camino tendiente a volver a nuestras tres banderas. El crecimiento económico sostenido no tiene antecedentes, pero las grandes inversiones se realizan en Brasil. Nuestro pueblo, especialmente en Salta, está constituído por muchos súbditos (que ven la salvación en una dadiva y no en el cambio de una estructura injusta) y por muy pocos ciudadanos, debido a la mala calidad educativa. Nuestros desafíos son muy grandes y necesitamos una conducción con mucha fortaleza.
Por ello nuestro apoyo a la Presidente Cristina Fernández. Pero nada podrá hacer nuestra Presidente sin un pueblo organizado y protagonista, que pueda ayudar en las grandes luchas que nos esperan.
SANTOS JACINTOS DAVALOS