viernes, 25 de abril de 2014

LA LISTA AMARILLA: UNA GENERACION DE AMIGOS

Juan Domingo Perón, cuando intentaba que su ideología, su doctrina y su conducción, formara parte de la cultura de los argentinos, escribió como una de las veinte verdades del Justicialismo, que para un peronista no hay nada mejor que otro peronista. En otro tiempo histórico, en su regreso a su Patria para quedarse para siempre, nos consignó, en sustitución de la anterior, que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Y si el ciclo no se hubiese suspendido en 1955, con seguridad que ahora estaríamos afirmando que para un latinoamericano no hay nada mejor que otro latinoamericano.

Perón en su momento nos pedía que los peronistas nos transformáramos en una generación de amigos. Y los peronistas de la Lista amarilla, desde su constitución, ortodoxos peronistas como fuimos y somos, aún desactivados, seguimos constituyendo una generación de amigos. Es por ello, que aún desorganizados, nos siguen llamando los amarillos.

La lista amarilla fue la última organización formadora de cuadros en la Provincia de Salta, Actualmente no se capacitan dirigentes con el rango político de cuadros. Es claro que en el peronismo salteño hay CUADROS, con mayúscula, pero por un esfuerzo personal, por su necesidad de leer y capacitarse, pero no por un sistemático esfuerzo ni del peronismo ni del Partido Justicialista para formar cuadros. Es como si la consigna fuera NO AVIVAR GILES. Capacitar dirigentes para la acción electoral, no es formar cuadros.

Nuestra organización se extendía por toda la Provincia, todos los departamentos y todos los municipios. Estaban representados el sector sindical, la UNSa, las organizaciones barriales, los equipos de estudio, los profesionales, las mujeres, y sobre todo la Juventud. Constituíamos una magnífica maquinaria electoral y de movilización, pero por sobre todo eramos organizadores sociales. Teníamos capacidad de conducción, de acción, ideología y doctrina,

La formación de nuestros cuadros comenzaba por el mundo, la región, la Argentina, la Provincia y el lugar donde vivíamos. Porqué perdimos, y sobre todo porqué nos desorganizamos, es otra historia que merece un mayor análisis.

Pero los cuadros están. Dispersos, pero están. Cada uno organizando su mundo particular, y muchos, la mayoría, exitosamente. Cada encuentro individual es motivo de alegría y del consabido que vamos a hacer.

Nuestra Juventud ya tiene hijos grandes, que reconocen en nosotros sus mayores, a amigos de su familia. Es probable que si la voluntad mayoritaria fuese la reorganización de los amarillos, los hijos acompañarían a sus padres.